"El tiempo no se ve"
Esta era la frase que escuche decir a mi madre tantas veces!!!
Cuando cosía la ropa que nos hacia a mi y a mis hermanos. Cuando descosía por quinta vez una costura que no acababa de encajarle. Cuando observaba un pequeño fallo en el dibujo de la labor de ganchillo que tenia entre manos.Cuando, años después, me observaba bordando a punto de cruz sin apenas luz al caer la tarde y me aconsejaba dejarlo para la mañana siguiente para no forzar mas mi vista.
En aquellos momentos no me daba cuenta, pero escuchando (a veces solo oyendo, sin escuchar realmente) esa frase tan suya, estaba aprendiendo que no importa lo que tardemos en finalizar lo que empezamos (costura en este caso) lo que merece la pena es saber disfrutar mientras lo hacemos,a pesar de los errores y equivocaciones. Lo mas valioso es encontrar la satisfacción personal que nos proporciona y sentir un legitimo punto de orgullo por lo conseguido una vez finalizado.
Hoy os traigo, por fin, el top completo de mi Dear Jane.
Posando a primera hora de la mañana de un día de mayo, bajo la parra del patio o sobre el brocal del pozo. En un escenario con potentes raíces familiares, un espacio en el que mi madre siempre se sentía acogida como en su propia casa.
Es el patio de una antigua panadería, allá en el pueblo, lugar de encuentro de mi madre con sus hermanas cada vez que iba allí y hoy el hogar de mi tía,viuda y ya jubilada.
Al entrar por la gran puerta falsa (así lo llaman allí) que daba paso al horno y al despacho de pan, aun hoy soy capaz de evocar los aromas del pan recién hecho o a punto de salir del horno. A mi madre le gustaba mucho pasar por allí, pellizcar de vez en cuando una punta de pan calentito, ayudar a mi tía haciendo magdalenas o cualquier otro bollo y mezclarse en el trasiego de los vecinos del pueblo que acudían cada día a por sus panes...
Al entrar por la gran puerta falsa (así lo llaman allí) que daba paso al horno y al despacho de pan, aun hoy soy capaz de evocar los aromas del pan recién hecho o a punto de salir del horno. A mi madre le gustaba mucho pasar por allí, pellizcar de vez en cuando una punta de pan calentito, ayudar a mi tía haciendo magdalenas o cualquier otro bollo y mezclarse en el trasiego de los vecinos del pueblo que acudían cada día a por sus panes...
Tantos recuerdos... !!!!
Por ello este homenaje a mi madre y por ello he elegido este lugar, esta casa en Extremadura, para la mayoría de las fotos del quilt.
Como ya os he contado en otras entradas, comencé mi Dear Jane en 2015, apenas un mes antes de que ella nos dejara.
Una tarde, mientras yo estaba cosiendo los primeros bloques, mi madre se quedo observando detenidamente las pequeñas piezas, y después de ojear algunos bloques en el libro de Brenda me dijo "uyyyy, como te vas a meter en estooo, que es muy difícil, ehhhh...maaadre mía!!!"
Una tarde, mientras yo estaba cosiendo los primeros bloques, mi madre se quedo observando detenidamente las pequeñas piezas, y después de ojear algunos bloques en el libro de Brenda me dijo "uyyyy, como te vas a meter en estooo, que es muy difícil, ehhhh...maaadre mía!!!"
Hoy, mas de cuatro años después, siento que ella estaría orgullosa de posar con este extraordinario quilt en las manos.
Ahora toca buscar una bonita tela para la trasera y completar mi Dear Jane. Después.....iniciar nuevos proyectos....